Cuenta una historia china que un campesino se peleó con su vecino oriundo de Hunan, a quien le había ayudado a construir su pequeña terraza de arroz en el monte Liu, y antes de regresar a su casa le dijo que nunca más trabajarían juntos, que no le debía nada.
El campesino de Hunan ya se había olvidado y había construido con la ayuda de otros vecinos no solo una terraza sino también un sitio para que los niños de su aldea pudieran estudiar, hasta que una mañana regresó a su casa y vio destrozada su terraza de arroz, su mujer le dijo quién había sido: su antiguo amigo.
Cuando ella le dijo que lo buscara para reclamarle por el daño, el campesino de Hunan contestó: “¿Por qué debo castigarlo más de lo que él se está castigando? Es claro que aún no olvida nuestra amistad y esto que ha hecho simplemente es porque teme que lo olvide, sé que sufre en su corazón pero su soberbia no se lo deja ver. Yo ya superé su amistad, pero veo que él no. Debo ayudarlo a olvidarme, haciendo nada. Soy un guerrero de la luz, no puedo perder el tiempo escuchando provocaciones; yo tengo un destino que cumplir”
1 comentario:
Nada es más importante que el presente. El pasado lo es tabién pero ya nada de puede cambiar.
En el presente, en cambio, todo está por hacerse. Y es casi parecido al futuro.
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